Ante los nulos resultados sobre el caso, los religiosos urgen a las autoridades de los tres niveles de gobierno para que se revise la estrategia de seguridad pública de la comunidad de Cerocahui, en Chihuahua
A seis meses del asesinato de los padres jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora, así como el guía de Turistas Pedro Palma, la comunidad jesuita en Cerocahui, en la Sierra Tarahumara, Municipio de Urique, en Chihuahua exige justicia y verdad por lo ocurrido hace 180 días.
A través de un comunicado la comunidad religiosa reconoció «los esfuerzos, pero condenamos la vergonzosa impunidad que se vive ante estos y miles más de homicidios. Anhelamos la paz en las comunidades de la Sierra y en todo el territorio nacional y nuestra voz se une a la de miles de víctimas en este país, así como a la de muchos pueblos como el de Cerocahui que ya no quieren vivir con miedo e incertidumbre. La paz solo será posible en la medida en que haya una justicia expedita y real».
Ante los nulos resultados del caso, la comunidad jesuita exhorta a las autoridades de los tres niveles de gobierno para que se revise la estrategia de seguridad pública de la región y se adopten todas las medidas de protección para salvaguardar los derechos de las víctimas.
Debido a que siguen los asesinatos, asegura la comunidad que «continúan las extorsiones, la tala clandestina y los desplazamientos forzados en la Sierra Tarahumara».
Frente a este panorama, solicitan evaluar la situación de seguridad de Cerocahui y todo el Municipio de Urique, y diseñar un plan de restablecimiento de las condiciones de paz a largo plazo que implique garantizar el buen ejercicio de la función pública y la coordinación interinstitucional. Queremos respuestas estructurales a problemas estructurales.
«Nuestros hermanos jesuitas donaron la vida hasta el final, fueron asesinados sirviendo. Se llevaron sus vidas, pero nos dejaron la memoria para seguir resistiendo, la fuerza para seguir caminando en la Sierra y la dignidad para seguir hermanándonos con otras y otros».
Además, la comunidad asegura que seguirán levantando la voz para exigir justicia, «optamos por la memoria y resistiremos junto con el pueblo rarámuri y mestizo. La realidad actual de violencia visibilizada por estos homicidios no es una novedad y la Sierra Tarahumara atraviesa desde hace muchos años por una situación de inseguridad y violencia que no ha sido atendida de forma adecuada por las autoridades».