El papa Francisco ordenó al Vaticano la reapertura del caso de un famoso sacerdote-artista acusado de abusos sexuales, espirituales y psicológicos a mujeres adultas, y eliminó la prescripción de sus denuncias, informó la Santa Sede el viernes.
El caso del sacerdote Marko Ivan Rupnik volvió a ser noticia el jueves cuando una diócesis de su Eslovenia natal confirmó que lo había aceptado en su seno luego de su expulsión de la orden jesuita a mediados de año.
La comisión de prevención de los abusos del papa había detectado “graves problemas” en la forma en la que se gestionó el caso inicialmente, explicó el comunicado del Vaticano.
El escándalo ha sido un dolor de cabeza para los jesuitas, el Vaticano y el papa Francisco mismo debido a sospechas de que Rupnik recibió un trato favorable de la Santa Sede, donde hay un papa jesuita y miembros de la misma orden encabezan la oficina de crímenes sexuales que investigó a Rupnik y desistió de juzgarlo por considerar que las denuncias en su contra eran demasiado antiguas.
El Vaticano dijo en un comunicado que la comisión de prevención de abusos creada por Francisco descubrió “problemas graves” en el manejo inicial del caso, en particular por la “falta de comunicación con las víctimas”. Los términos son significativos porque anteriormente las autoridades eclesiásticas se negaban a considerar a las mujeres que denunciaron a Rupnik como “víctimas”.
En consecuencia, Francisco pidió al Dicasterio para la Doctrina de la Fe, que maneja los casos de delitos relacionados con abusos bajo el derecho canónico, que “revise el caso y decidió levantar la prescripción del delito para permitir que se lleve a cabo un proceso”.
Rupnik fue excomulgado por el Vaticano en mayo de 2020 por uno de los delitos más graves bajo el código legal de la Iglesia Católica: Usar el confesionario para absolver a una mujer con la que había mantenido relaciones sexuales.
Pero cuando se presentaron otras nueve denuncias en su contra un año después, que se remontaban a 30 años atrás, la oficina de crímenes sexuales se negó a eliminar la prescripción. El dicasterio, cuyo fiscal también es jesuita, decidió no juzgarlo por delitos imprescriptibles como el falso misticismo.
La orden jesuita lo expulsó a mediados de año, cuando se presentaron nuevas acusaciones de mujeres adultas. Después de realizar su propia investigación, los jesuitas dijeron que las denuncias eran “altamente verosímiles”, pero que las normas canónicas vigentes les impedían aplicar sanciones más fuertes.
En una entrevista con The Associated Press el 24 de enero, Francisco negó haber tenido papel alguno en el manejo del caso Rupnik. Pero dijo que si bien eliminaba la prescripción cuando las víctimas eran menores, no lo hacía cuando se trataba de adultos.