Hace unos días, Mon Laferte estrenó Pornocracia, un tema que no tardó en generar críticas, entre ellas, la de Pati Chapoy
En un giro inesperado dentro de la industria musical, Mon Laferte ha convertido las críticas en una herramienta poderosa para impulsar su carrera. La controversia surgió tras el lanzamiento de su video musical Pornocracia, que incluye una escena sugestiva con el actor Carlo Guerra, hijo del fallecido Rogelio Guerra. La reacción de Pati Chapoy, conductora de Ventaneando, quien calificó la escena de «vulgaridad», no ha hecho más que aumentar el interés del público hacia el trabajo de Laferte.
Hace un mes, la cantante chilena presentó al mundo Pornocracia, un tema que no tardó en generar conversación, especialmente por su audaz representación visual. La opinión de Chapoy, expresada con firmeza en su programa, reflejó una crítica hacia lo que consideró un exceso innecesario dentro del arte de Laferte.
Sin embargo, lejos de afectar negativamente a la artista, esta situación ha servido para poner de relieve la capacidad de Laferte de navegar por las aguas a menudo turbulentas de la opinión pública.
«La señora Pati Chapoy dijo: ‘Ay está loca, qué horrible’, y yo dije: ‘Bien'», compartió Laferte, destacando cómo la controversia ha beneficiado la difusión de su música.
La intérprete de «Tu falta de querer» ha visto un aumento significativo en las visualizaciones de sus videos musicales en YouTube, un fenómeno que agradece a Chapoy. La controversia, lejos de ser un obstáculo, ha resultado ser un catalizador que ha llevado a más personas a descubrir su música.
«Igual no me quejo de la polémica, porque (‘Pornocracia’) tiene muchísimas visualizaciones y así la gente escucha mi música y yo feliz por eso, así que gracias a Pati Chapoy por tratarme pésimo siempre, con lo que hace que la gente vaya a ver más mis videos», enfatizó Laferte.
Además, Laferte aprovechó la oportunidad para reflexionar sobre un doble estándar presente en la industria musical y en la sociedad en general. Cuestionó por qué se normaliza la visualización del placer masculino rodeado de estereotipos sexuales, mientras que una representación de placer femenino despierta sorpresa o rechazo.
La artista subrayó la importancia de desafiar estas normas y promover una mayor aceptación de la libertad de expresión y el empoderamiento femenino a través del arte.
Este episodio subraya no solo la resiliencia de Mon Laferte ante las críticas sino también su habilidad para utilizar la atención generada en beneficio de su carrera artística. A través de «Pornocracia», Laferte no solo desafía las convenciones de la industria musical sino que también invita a la audiencia a reflexionar sobre la representación de género, el placer y la libertad de expresión en el arte contemporáneo.
La controversia en torno a «Pornocracia» ha demostrado ser un ejemplo ilustrativo de cómo los artistas pueden navegar y capitalizar las críticas para fortalecer su conexión con el público. En este caso, Laferte ha logrado no solo aumentar su visibilidad sino también provocar un diálogo necesario sobre las normas culturales y sociales en la música y el entretenimiento.