WASHINGTON. Los 32 jefes de Estado y de Gobierno de la OTAN iniciaron su cumbre de Washington con una ceremonia de conmemoración de los 75 años de la Alianza en la que el anfitrión, el presidente estadounidense, Joe Biden, anunció un fuerte refuerzo de las defensas aéreas de Ucrania por parte de los aliados.
Sin embargo, la cumbre se vio empañada por la tensión creada en la política estadounidense. Por un lado las serias dudas sobre la salud cognitiva de Joe Biden que podría influir para otros cuatro años de gobierno, y por otro lado, el hipotético retorno del exmandatario Donald Trump, quien se ha mostrado hostil contra organismo.
El presidente de Estados Unidos, de 81 años, intentará aprovechar los tres días de la cumbre de la organización militar para tranquilizar a sus aliados sobre el liderazgo estadounidense y su capacidad de gobernar pese a la presión para que abandone la lucha por un segundo mandato.
Hasta ahora, Biden ha desafiado la presión de algunos demócratas para que tire la toalla, después de que un desastroso debate televisivo contra su rival electoral, el republicano Trump, alimentó los temores de que carece de agudeza mental y aptitud física.
Otros líderes parecían dispuestos a apoyar al anfitrión. El canciller alemán, Olaf Scholz, afirmó que “no está preocupado” por la salud de Biden.
La alianza de 32 naciones vivirá con nerviosismo un posible regreso de Trump a la Casa Blanca si gana las elecciones de noviembre. Durante la campaña electoral, el magnate ha amenazado con hacer pedazos el principio de autodefensa mutua que ha apuntalado a la OTAN desde su fundación tras la Segunda Guerra Mundial.La cumbre se celebra en un momento de cambios. El presidente francés, Emmanuel Macron, lucha por formar gobierno después de elecciones legislativas y el nuevo primer ministro británico, Keir Starmer, hace su primera salida internacional. Entre tanto el primer ministro húngaro, Viktor Orban, llega tras haber mantenido una polémica reunión con el presidente ruso Vladimir Putin.